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Foto del escritorBuen Dia Corrientes

La guerra del Paraguay. Una guerra injusta.


Un genocidio por la libertad y la civilización.

De Caseros a Cerro-Corá

Rosas tuvo una inteligencia superior y un fino, sensible, amplio y sutil instinto diplomático. Cuando Paraguay declara su independencia en 1811 lo hace como "provincia", y se siente una "provincia de la Confederación", el mismo Gaspar Rodríguez de Francia lo toma y lo dice así, figurando incluso en documentos oficiales y en propuestas del mismo Francia que habla de una confederación. El pésimo manejo de Buenos Aires, que para imponer su voluntad a las provincias en general, y a Paraguay en particular, hace que esta se aísle hasta quedar totalmente separada.

Rosas consideraba al Paraguay una provincia de la Confederación pero veía su incorporación como un hecho natural a concretarse con el tiempo, una vez resuelto los problemas internos entre las demás provincias. Por tanto tuvo siempre el mayor cuidado en ofender al pueblo y gobiernos paraguayos, manteniéndose prescíndente de sus asuntos internos y hasta fronterizos. Incluso después de la batalla de Vences, derrotado Madariaga, para no ofender al pueblo paraguayo Rosas le ordena a Urquiza no perseguir al ejercito paraguayo que había cruzado el Paraná en auxilio a los correntinos.

Su visión inteligente y global de la política internacional, le hace ver a Rosas claramente su enemigo en el imperio de Brasil y en una política liberal extranjerizante, representada por los unitarios. Los López en cambio, héroes en su patria, no tuvieron esta visión global, y veían en Rosas solo el caudillo terco que no quería "reconocerles formalmente la independencia", sin ver que cayendo Rosas caía todo un sistema que resistía el avance mercantilista liberal unitario. Esto los llevó a dejarse envolver por el imperio, con tratados y alianzas que terminarían en Caseros, sin sospechar que eran los vencedores de Caseros los mismos personajes que, terminado Rosas y el federalismo, terminarían con López y el Paraguay. En Caseros quedó sellada la suerte de Paraguay.

En 1868 Mitre confiesa cínicamente "Hemos explicado que la política de la alianza de 1851 es el punto de partida y la base en que reposa la política liberal del Río de La Plata"… "¿Que nos falta para alcanzar los propósitos de 1851? Que las Republicas Oriental y del Paraguay se den gobiernos liberales, regidos por instituciones libres" (La Nación, 24 de diciembre de 1864). "Viene ahora el turno del Paraguay... El Paraguay, que es la negación de los propósitos del 51, se encuentra hoy, precisamente por eso, unido al Uruguay" (La Nación, 23 de diciembre de 1864). El camino era Caseros, Paysandú, Cerro Corá. Muy caro le costó al Paraguay, esta visión corta de los López, que evidentemente no habían comprendido el pensamiento genial de Rosas.

Breves antecedentes

"La América no conoce la historia del Paraguay sino contada por sus rivales. El silencio del aislamiento ha dejado a la calumnia victoriosa" (Alberdi. "Intereses, peligros y garantías de los Estados del Pacífico. Paris, septiembre de 1866. El imperio del Brasil, pag. 83). "El Paraguay conoce lo que puede y vale… Sus hijos aman su tierra… puede ser destruido por alguna grande potencia, mas no será esclavizada por ninguna" (López a Rosas. Asunción 28 de julio de 1844).

"El Dr. Francia pensó en su pueblo como su pueblo quería que se piense de él. Les dio paz, tierras, trabajo, escuelas, disciplina y todo lo que sus libertadores le han quitado. Esa es la verdad." (Carlos Pereyra, Francisco Solano López y la Guerra del Paraguay, p. 21).

Las causas esenciales de la guerra del Paraguay fueron los intereses británicos, la ambición brasileña y la ceguera Argentina. En secreto se hizo la trama, y desde la prensa se fogoneó el incendio. Paraguay se había mantenido prescindente de las guerras civiles entre provincias, y el aislamiento le dio impulso propio. Un aislamiento totalmente justificable si se tiene en cuenta la perversa política liberal porteña erigida por "derecho universal" en heredera, jefa y dueña de la nación. Un aislamiento que le dio medio siglo de prosperidad, y luego su aniquilamiento a manos de traidores y cipayos al servicio del imperio inglés.

El dictador Francia gobernó con mano dura el Paraguay. Expropió las propiedades rurales y se la dio a los campesinos, y formó las "estancias de la Patria" donde los paraguayos trabajaban en comunidad, obteniendo el beneficio de su propio trabajo. Persiguió y suprimió todo tipo de comercio especulativo y el gobierno mismo exportaba o negociaba la producción. No había ricos, especuladores, oligarcas ni financistas. El robo era castigado con la muerte y según testigos extranjeros se podía andar de noche por la campaña con dinero, sin peligro alguno. La riqueza era de los paraguayos. Los productos del país abarrotaban los depósitos y se exportaba cuero, tabaco, yerba. etc.

La personalidad de Francia queda estampada en el siguiente episodio: en 1815 de Director Supremo Alvear manda al comisionista Juan Robertson con una nota oficial con la siguiente propuesta "Yo ofrezco a V.E. los fusiles, municiones y cañones que necesite para la defensa de esa provincia, y en cambio solicito se envíe a este ejército un número proporcionado de reclutas; todo computado bajo un pié de reciprocidad que consulte los intereses de ambos pueblos". Según Robertson la proporción era de 25 fusiles por cada cien reclutas que entregará Paraguay. El dictador Francia llamo al hermano de Juan, Guillermo Robertson, y el dijo indignado "Vea lo que su hermano ha tenido la insolencia y el valor de hacer. ¡ha negociado con el vil Alvear armas por sangre de paraguayos! ¡Ha ofrecido hombres por mosquetes! ¡Se ha atrevido a intentar vender mi pueblo!" (AGNA, Relaciones Exteriores, Paraguay, correspondencia con el gobierno argentino, Alvear a Francia, 15 de marzo de 1815. / A.G.Mellid. o.cit.t.I.p.246).

Mientras Moreno consideraba que "se reputará decente toda persona blanca que se presente vestida de fraque y levita" y Rivadavia negaba el voto hasta a los "criados a sueldo, peones jornaleros y soldadas de línea". José Gaspar Rodríguez de Francia, Dictador Perpetuo de Paraguay, a quien los liberales porteños no se cansaron de criticar, había impuesto que los representantes fueran electos "por todo el pueblo en uso y ejercicio de los derechos naturales y libres inherentes a todos los Ciudadanos de cualquier Estado, Clase o condición que sean" y "las cualidades a reunir por los elegidos no penden del calzado ni de otros adornos externos, porque ellos no tienen la menor conexión con las circunstancias que constituyen el carácter de un hombre de bien y de un honrado patriota" (La Junta a los Cabildos, 26 agosto de 1813, ANA vol.4 cit. A.G.Mellid.p.235).

Muerto Francia, lo sucede Carlos Antonio López, un abogado que además de seguir la política de Francia, se preocupó por modernizar el Paraguay. No importaba artículos suntuosos, y los que necesitaba los canjeaba por productos del país, que transportaba en sus propios barcos. Tenía una flota fluvial y de ultramar de veinte vapores y cincuenta veleros para llevar a Europa su producción, incluido el primer vapor fabricado en América. En vez de "importar capitales", importaba los técnicos que necesitaba el Paraguay, y el estado hizo ferrocarriles, telégrafos, anales de riego, fundición de hierro, fabricación de sus armas y hasta de la pólvora que necesitaba. A la muerte de Carlos Antonio, lo sucede su hijo Francisco Solano López, educado en Europa donde actuó además en representación de su patria, siendo luego, durante el gobierno de su padre, general del ejercito.

Sobre una población de 400.000 habitantes había más de 400 escuelas. En Paraguay "no hay niño que no sepa leer y escribir..." diría el estadounidense Hopkins en 1845. En Paraguay no había analfabetos, y durante la guerra en los frentes de batalla había un carro destinado a imprenta, donde se imprimían boletines de informes que eran muy difundidos entre la tropa. Ante las necesidad de la guerra, en el mismo frente de batalla se fabricaba el papel y la tinta, y se publicaron varios periódicos de amplia difusión, en castellano y guarani, con informe de las tropas y hasta humoradas sobre el ejercito aliado. La ley de patentes de invención elogiada en el mundo (menos por nuestros genios liberales), nuevos métodos de producción, incentivo al ingreso de técnicos. El gobierno becaba en Europa y Estados Unidos sus futuros técnicos e ingenieros. Paraguay no tenia deuda interna ni externa y en toda su existencia, incluida la guerra, nunca pidió un empréstito.

Liberación o dependencia

Mientras la prensa liberal levantaba diatribas y mentiras y Mitre preparaba la ruina del Paraguay, el propio Mitre reconocía a López: "V.E. se halla en muchos aspectos en condiciones mucho más favorables que las nuestras. A la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandeciendo por la paz y llamando en ese sentido la atención del mundo; con medios poderosos de gobierno que saca de esa misma situación pacífica, respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con el relaciones proficuas de comercio; su política está trazada de antemano y su tarea es tal vez más fácil que la nuestra en estas regiones tempestuosas, y es como lo ha dicho muy bien un periódico ingles de esta ciudad, V.E. es el Leopoldo de estas regiones, cuyos vapores suben y bajan los ríos superiores enarbolando la bandera pacífica del comercio, y cuya posición será más alta y respetable, cuanto más se normalice ese modo de ser entre estos países." (Mitre a López. 2 de enero de 1864. Archivo del Gral. Mitre. II .p.50, Biblioteca de la Nación) [AGM.I.p.426]. Increíblemente el que escribía esto estaba preparando la trama que llevaría al genocidio casi completo del "pueblo tranquilo y laborioso". Pero este progreso independiente de Paraguay sería a su vez su ruina porque Inglaterra y su secta de liberales locales no podían permitir que un mal ejemplo pudiera hacer caer todo un sistema colonial imperante y establecido en América del Sur. No se trataba simplemente de si López era tirano o no, si el pueblo lo amaba o no. Esas eran las eternas excusas del liberalismo.

Mientras López anunciaba la construcción de vías férreas con capitales y esfuerzos propios, Mitre inauguraba el ferrocarril del Sud: "Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cuales la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cual es la fuerza que impulsa este progreso? ¡Señores, es el capital ingles!". (Mitre, Arengas, p.192). Ese es el verdadero meollo de la cuestión. El progreso "independiente" de Paraguay daba por tierra con las teorías liberales de "libre comercio", "empresa privada" y "progreso liberal". El mismo Alberdi lo nota y lo dice: "Hoy mismo, en 1865, ¿por quienes está bloqueado el Paraguay sino por sus eternos bloqueadores de toda la vida, los intereses monopolistas de los que tienen las puertas del Plata?" (Alberdi. Los intereses argentinos. p.18) [AGM.t.I.p.429]. El secretario de la embajada británica en Buenos Aires Mr. G.T. Gould decía que "… (Paraguay) a pesar de los hábitos industriosos de sus habitantes, grandes recursos naturales sin desarrollar y una fertilidad extraordinaria, su comercio extranjero ha sido siempre muy limitado debido a las dificultades creadas por el gobierno, los monopolios que conservaba, existiendo restricciones de toda clase respecto a la navegación del Paraguay" (Benitez, Anales diplomáticos... Cit.AGM.t.I.p.430). Mr Gould llamaba "monopolio" porque no eran ingleses, que en ese coso "son mejores".

Estos conceptos de Mr. Gould sobre "monopolios" no pasaron desapercibidos para Alberdi, que luego de estudiar "los empréstitos" colocados e Londres en 1871 y 1872 escribió: "Cuando más se estudia y conocen los empréstitos paraguayos, en cuanto a los orígenes, agentes, motivos y condiciones, más se descubre que fueron hechos como maniobra de guerra contra Paraguay; y mejor se comprende entonces por qué han sido levantados por hombres que eran agentes y cooperadores oficiosos del poder que ha destruido al Paraguay con la mira de absorberlo una vez destruido" (Alberdi, De los abusos y víctimas del Crédito Publico, Montevideo, 1876) Esa era la verdadera lucha: Liberación o dependencia.

La trama secreta del genocidio. El centralismo porteño

La planificación del genocidio estuvo lista mucho antes del conflicto, bajo la batuta inglesa. Los últimos detalles se convienen en Buenos Aires con la reunión del gabinete en pleno, el representante brasilero y el propio representante inglés, Eduard Thornton. Preveía la distribución del botín de guerra y prohibía entablar conversaciones de paz por separado; es decir, una guerra "de aniquilamiento".

Algunos historiadores pretenden que la entrada de Argentina en la guerra se debió a que Paraguay, por defender a Uruguay, "violo" territorio argentino. Esa no es ni siquiera una excusa válida. Las raíces del conflicto deben buscarse mucho antes, en los acontecimientos posteriores a 1810, en que la oligarquía porteña quiere imponerse a las demás provincias, con derechos al control de la entrada al río y usufructo del puerto. Prefieren la perdida y separación de aquellos que no se sometan, como el caso de la Banda Oriental, y así es como rechazan la incorporación de diputados del interior.

La junta de Buenos Aires instruyó a Manuel Belgrano al frente de un ejército a "liberar" Paraguay. El generoso Belgrano creyó que el pueblo paraguayo lo recibiría como libertador. Se desengañará al avanzar en territorio paraguayo y ver el vacío que le hace la población y la defensa que le opone contra quien consideraban un invasor. Vencido Belgrano propone un arreglo decoroso; comunica al vencedor (general Cabañas) que no había venido a pelear "entre hermanos, parientes y paisanos, no en conquista sino en auxilio", a "concederles un comercio liberal a sus productos" y que los hijos de la tierra "recobrasen los derechos que por todos títulos corresponden", añadiendo que "las Provincias del Río de la Plata están ya unidas y en obediencia a la Capital" y le sugiere que "elija el diputado que le corresponda, se una, y guarde el orden de dependencia determinado por al voluntad soberana". Nótese que los porteños, lo que no ganaron con las armas querían ganarlo con argucias: después de hablarles de devolverles los derechos (?) le pretenden imponer obediencia y dependencia a la Capital, determinado por una voluntad que no es la soberana del pueblo paraguayo, sino porteño.

El Dr. Francia, que en principio se sentía "parte de la confederación", debió mantenerse permanentemente a la defensiva del centralismo porteño, que trato de doblegarlo por la fuerza de las armas, trabando el comercio y la navegación de los ríos, y hasta con palabras de amenaza o halagos que trataban de envolverlo. Buenos Aires no desperdiciaba ocasión para tratar de "imponer" su voluntad o "razón", (como al resto de las provincias) en forma insidiosa, engañosa y malintencionada. Entre tantas, a modo de ejemplo, la comunicación que hiciera el "iluminado" Rivadavia con su habitual palabrerío: "Los principios que movieron la revolución de Buenos Aires y que la han constituido la Capital de la ciudades libres de América y el resorte siempre activo y nunca deficiente de la libertad de tan vasto y rico continente; dan a aquellos a quienes ha confiado la dirección de tan grande obra toda la superioridad que demanda el interés general de los pueblos". Rivadavia no solamente trata de enredar en palabras al Dr. Francia, adjudicando a Buenos Aires Capital de América "de facto", sino que se adjudica a si mismo la superioridad. Paraguay, en boca de Larios Galván, simplemente le contesta: "Tendrá muy presente la Junta su mediación al modo de esa Exma. puede hacerlo con la mía elevada al mismo rango que la de V. M." La verdad que Rivadavia, (además del resto), un eterno papelonero.Paraguay hizo su propia revolucion en mayo de 1811, y por oficio del 25 de septiembre de 1811 del Triunvirato a la Junta Gobernativa del Paraguay anunciaba que "el gobierno no exige otra cosa de los pueblos que una justa obediencia a sus determinaciones", como si eso fuera poco. Estas actitudes prepotentes y hegemónicas porteñas, y la nefasta política rivadaviana, llevarían al aislamiento del Paraguay, y por lo tanto a su progreso independiente de las potencias extranjeras (Inglaterra) y luego a su ruina. Esta se vería incentivada con la política liberal y entreguista del mitrismo.

¿Que derecho tenia Buenos Aires a exigir obediencia? Lo dice Mitre y Vicente Fidel López: "A los doce días, una expedición de mi ciento cincuenta voluntarios… partían de Buenos Aires para llevar los mandatos de pueblo en la punta de las bayonetas." (Mitre, Historia de Belgrano, t.I,cap.XI.p.350). "Fuera de Asunción todo era bosques y campos que si alguna vez se labraron, estaban ahora empobrecidos y poblados por una raza indígena y servil que su mayor parte, mal mezclada, y tan miserable que ya por el clima, ya por la insuperable dificultad de obtener telas para vestirse, vivía completamente desnuda desde sus primeros años. Si esto era pueblo, y allí entonces, es claro que era un pueblo de cuya acción no podía contar la Junta Gubernativa de Buenos Aires para traerlo a obrar en nombre de sus principios" (López. Historia argentina, t. III, p.342). La deducción es directa: eliminar a esa raza inferior que decía Sarmiento. Realmente no se puede creer la mentalidad recalcitrante de nuestros "historiadores" o "próceres"

Notas y Bibliografía (JMR) José Maria Rosa: Historia Argentina. (AGM) Atilio García Mellid: Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay. Teoría. (AGNA) Archivo general de la Nacion Argentina. (M.R.E.P.) Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay. (ANA) Anchivo Nacional de Asunción. Julio José Chiavenatto: "Genocidio Americano, A guerra do Paraguai, Sao Paulo. Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina.

Historias del Federalismo Rioplatense.


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