Mocoví (Moqoit)
Mocoví, Moqoit, Montaraces.
Hábitat: Habitantes tradicionales de los márgenes del río Bermejo. Durante el período colonial se fueron corriendo hacia el sur. Con la adopción del caballo, desplazaron el centro de acción a Corrientes y Santa Fe. Área Cultural: Gran Chaco (América del Sur). Lengua: Moqoit la'qaatqa de la familia lingüística Guaykurú.
Grupo cultural Qom
Los mocovíes, antes de la llegada de los españoles, se organizaban en grupos de familias emparentadas que se desplazaban para realizar actividades de caza y recolección. Cuando llegaba el tiempo de maduración de los principales frutos del monte, los grupos tendían a reunirse, para realizar intercambios matrimoniales, actividades rituales y festivas y consolidar liderazgos. Cuando incorporaron el caballo -siglo XVII- se volcaron a correrías montadas, por un lado contra otros grupos aborígenes, empujándolos a las zonas de interés criollo; y por otra parte (en general formando alianzas con bandas abiponas) contra las fronteras de las Provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe, esencialmente para aprovisionarse de ganado caballar. El inicial predominio de las hostilidades contra otros grupos aborígenes parece haber potenciado el desarrollo de un sistema social caracterizado por un fuerte cacicazgo de prestigio hereditario: la "línea de abuelos".
Reseña histórica En 1707 Esteban de Urizar y Arespacochaga toma el cargo de Gobernador de Tucumán. En 1710 organizó una gran expedición al interior del Chaco, planeándola cuidadosamente y coordinando sus fuerzas con las ciudades de Asunción, Corrientes y Santa Fe. Su impresionante despliegue de fuerzas ocasionó un desplazamiento de gran parte de las tribus guerreras hacia otras fronteras. Los mocovíes trasladaron el centro de su zona de acción hacia Corrientes y Santa Fe. El destierro los afectó, debían luchar para obtener asientos nucleares en zonas originalmente no mocovíes. Muchas bandas que buscaban paz con los criollos, alentaron fundaciones misionales entre ellos. Así en Santa Fe, se crean las reducciones jesuitas de San Javier (1743) y San Pedro (1765), donde se destacó el padre alemán Florián Paucke. Los jesuitas fueron expulsados en 1767, los mercedarios se hacen cargo de las misiones jesuíticas durante un breve período, y luego continuarían los franciscanos. (Ver Reducciones Jesuitas y Franciscanas. Gran Chaco y regiones fronterizas).
Realizado íntegramente en madera de quebracho, en la ciudad de San Javier, existe el monumento a la raza Mocoví. Fue realizado por el artesano Ovidio Vivas, e inaugurado en 1979 con motivo de la declaratoria de San Javier ciudad. Consta de cinco troncos, en uno de ellos, un indio mocoví con su frente en alto, custodia la ciudad, en los otros se representan elementos propios de su cultura.
En 1773, otro grupo de caciques mocovíes encabezados por Paykin, se presenta ante el Gobernador de Tucumán Gerónimo Matorras para solicitar reducirse. El 29 de julio de 1774 se firmó el acuerdo. En 1780 se fundan las misiones Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de Mocoví (en La Cangaye) y San Bernardo de Vértiz -en la actual provincia de Chaco-, tuvieron éxito efímero, en 1801 habían desaparecido totalmente. En los inicios del siglo XIX, los movimientos independentistas del Virreinato del Río de la Plata no cambiaron la situación indígena, las poblaciones blancas seguían creciendo y ocupando más tierras. Estanislao López, Gobernador de la provincia de Santa Fe entre 1818 y 1838, mantenía relaciones armoniosas con los abipones, y con ayuda de ellos emprendió el aniquilamiento de los "montaraces" nombre con el que llamaban a los mocovíes no reducidos que asediaban Santa Fe. Fueron varias las campañas a las tolderías mocovíes en el operativo "limpieza" de las fronteras. La Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay (1865 -1870) llevó a las autoridades argentinas a mantener al Chaco en situación de bajo conflicto. En ese lapso lograron la firma de algunos acuerdos, como el permiso de los nativos para la construcción de caminos a cambio del otorgamiento de tierras -que nunca se concretaron- , lo que posibilitó una frágil y momentánea paz. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, el avance de colonos provocó el retorno de muchos mocovíes a zonas del sur de la actual provincia del Chaco. Tanto los mocovíes que permanecieron en Santa Fe como aquellos que se desplazaron hacia el Chaco fueron gradualmente incorporados al mercado laboral como cosecheros, desmalezadores, hacheros, etc., en obrajes y estancias. Sin embargo los mocovíes, aún no se habían resignado. Surgen los movimientos mesiánicos, que buscaban la recuperación de los valores comunitarios tradicionales, y a través de procesos mágico-religiosos, ofrecían una nueva estrategia para terminar con la opresión blanca. Liderados por nuevos jefes espirituales, y suponiendo una protección divina intentaron rebelarse. Dos episodios pasaron a la historia por el penoso final indígena: "El último malón": El 21 de abril de 1904, en las calles de San Javier se produce la última rebelión de los mocovíes en la provincia de Santa Fe. Ante la expropiación de tierras para entregar a nuevos colonos, intentan tomar el pueblo con sus armas ancestrales, contra las armas de fuego de los blancos. Son contundentemente derrotados. "Los mártires de Napalpí": El 18 de julio de 1924, en Napalpí (hoy Colonia Aborigen Chaco), hay un levantamiento indígena encabezado por jefes chamanes mocovíes y tobas. Se produce la matanza ordenada por el gobernador Fernando Centeno. Según el censo de 2004-2005 (INDEC) el número de mocovíes ascendía a 12.145 personas entre las provincias de Chaco y Santa Fe y otras 3.692 en el resto del país.
Realizado íntegramente en madera de quebracho, en la ciudad de San Javier, existe el monumento a la raza Mocoví.
Fue realizado por el artesano Ovidio Vivas, e inaugurado en 1979 con motivo de la declaratoria de San Javier ciudad.
Consta de cinco troncos, en uno de ellos, un indio mocoví con su frente en alto, custodia la ciudad, en los otros se representan elementos propios de su cultura. Bandera mocoví.
Negro: La franja negra representa la etapa de oscuridad, de incertidumbre que comienza con la invasión del hombre blanco. Rojo: La sangre derramada en el choque con el hombre blanco. Celeste: Las heridas que van calmando. El sol ubicado en esta franja ilumina y hace cambiar los pensamientos de hostilidad. Uno de los colores de la bandera argentina que incluye al pueblo mocoví. Blanco: El otro color de la bandera argentina. Verde: Espacio fundamental, representa la naturaleza en estado puro. Allí esta comunidad encontraba sus sustentos, en un ámbito sin fronteras pero con respeto por su cuidado. Sol (Ra´aasa): Centro de la vida, luz que quita la oscuridad y permite al hombre actuar con claridad. Su cercanía indicaba una época de floración y prosperidad; su lejanía, un período de carencia de recursos. Ñandú (Mañik): Animal que forma parte de los mitos mocovíes. Vasija (No'xona): Artesanía típica de uso doméstico. Garabato (Vacqaic): Árbol característico que con su floración indicaba la llegada del año nuevo. Cruz del Sur (Nachishinaxanaxat): Guía de pueblo ancestral, junto a otras constelaciones representaban sus mitos y leyendas.
Pueblos Originarios
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