Héctor Saldaña.
Entre este 15 y 17 de agosto, los Museos Nacionales invitan a conmemorar el aniversario del fallecimiento del general José de San Martín. En el Museo Histórico Nacional podrá verse el sable corvo del Libertador.
• Tuvo, en España, 32 encuentros militares sin ningún rasguño. Y no fue porque rehusara el combate, sino por era, al decir de Bolívar, “una máquina de guerra”. De hecho, la primera noticia sobre el soldado San Martín la publica un periódico de Sevilla, dando cuenta cómo enfrentó solo a un pelotón de franceses y dio muerte a dieciséis enemigos.
• Hablando de Libertadores de América: Bolívar no comandó ninguna carga; San Martín fue al frente de todas.
• No le gustaba el mate, pero para no despreciar a sus paisanos, bebía en un jarrito con bombilla su café.
• El famoso sable corvo, o mameluco, o de cortar cabezas, lo usaba Napoleón. San Martín lo admiraba como estratega militar, no así como político. Compró el suyo en Inglaterra a un anticuario. Pasó a Rosas y, por este, a la Nación. Dos veces fue robado por la Juventud Peronista. De ahí pasó a custodia permanente de los Granaderos.
• Fue uno de los creadores de la guerra psicológica: contaba con setecientos espías infiltrados en Chile.
• En sus cartas íntimas a sus amigos era un gran “puteador”. El Instituto Sanmartiniano corrigió todas las malas palabras. Donde decía: “Fíjense lo que me dicen estos carajos”, quedó “Fíjense lo que me dices estos señores”.
• En Mendoza, prohibió el castigo corporal a los niños en las escuelas. El Cabildo protesta: “Se insolentarán”. Replicó: permito el castigo en la mano y con guantes.
• Le debemos la primera ley de protección industrial que promulgó un gobernador.
• Quizá sea uno de los únicos argentinos a quien Inglaterra guarda profundo respeto: la “Marcha de San Lorenzo” fue ejecutada en la coronación del rey Jorge V de Inglaterra y fue ejecutada en el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham, costumbre que solo se interrumpió durante la guerra de Malvinas.
• Al marcharse del país, la Francia de los Borbones le niega el ingreso por “peligroso subversivo latinoamericano”. En Bruselas vive en la extrema pobreza: Rivadavia le niega los pagos adeudados y disuelve el cuerpo de Granaderos.
• En París, Aguado le hace conocer a Víctor Hugo, a Rossini y a otros grandes artistas. San Martín le agradece por el gesto de hacérselos conocer. Aguado le contesta: “No se confunda. Ellos querían conocerlo a usted”.
• Como Borges, tuvo toda una biblioteca a su disposición al final de su vida, pero quedó ciego.
Imagen: Plaza Gran Bourg, CABA. San Martín y sus nietas.
Héctor Omar Saldaña.
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