Gran número de leyendas nos narran historias acerca de difuntos que se aparecen. Normalmente lo hacen de noche, en sitios solitarios, o en determinadas fechas. Los espíritus de estos difuntos se manifiestan adoptando diferentes formas y sonidos, tales como una luz resplandeciente, una sombra, la figura del difunto, ruidos, lamentos, etc.
Cuando una persona muere y deja a alguien ofendido, su alma vuelve del otro mundo a dar "avisos" por medio de ruidos, voces y otras manifestaciones, hasta que la persona ofendida le perdona de todo corazón o dedica rezos y misas en bien de aquella alma en pena.
En sus apariciones las almas pueden pedir o necesitar distintas cosas: sepultura, que les quiten la cruz o el hábito con que fueron amortajados y que les impide que los demonios lleven su alma al infierno...
En estas situaciones, el familiar, acompañado del alma del difunto, debe ir a cumplir lo que esa alma solicita, normalmente hacer funerales pendientes o realizar alguna otra buena obra.
En otros casos, las almas en pena tan sólo tienen algo que comunicar a sus familiares: alguna noticia que en el pasado no dieron a conocer, o algún aviso importante de tragedias que han visto les van a suceder a los mortales...
Normalmente, el medio más eficaz y usado en la ayuda de estos seres atormentados, que piden auxilio, es la Santa Misa y el rezo de oraciones, así como la señal de la cruz ante su aparición.
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