Empacho es una palabra utilizada en la Argentina y otros países (especialmente del Cono Sur) para designar una severa indigestión, que puede incluir distintos síntomas, como dolores abdominales, náuseas, vómitos, diarrea, cefalea (dolor de cabeza), inapetencia (falta de apetito), palidez y la “lengua blanca” (con saburra).
Casi siempre la afección popularmente llamada «empacho» es un síndrome que se debe a una dispepsia nerviosa y ésta por su parte a un estrés nervioso negativo o distrés.
Se cree popularmente que el empacho no se cura con la medicina tradicional, sino que sólo la pueden realizar los curanderos y especialmente curanderas mediante distintos métodos. Aunque se trate de una pseudomedicina, se estima que 7 de cada 10 argentinos creen que el empacho se cura “tirando el cuerito”.
-Metodos de cura
Los siguientes métodos son de uso común en Argentina. Si bien no tienen ninguna base lógica ni empírica, se incluye este listado a modo de referencia para ilustrar una práctica extendida:
1- “Medir el empacho”. Para “medir” la importancia del empacho se utiliza una cinta, o una “piola” con la cual se miden tres codos (literalmente la extensión entre la mano y el codo de la persona “sanadora”) desde la punta de la cinta y se dobla en donde están los tres codos. Después se coloca la punta doblada en la boca del estómago y se vuelve a medir los tres codos. Este procedimiento se repite tres veces, hasta que no haya diferencias. La cinta se acorta cuando el paciente está “empachado”. Luego de cada una de las mediciones se señala con la mano una cruz en la boca del estómago del “empachado” o la “empachada”. Este ritual se repite hasta tres días, dependiendo de la gravedad medida del empacho. Hay personas que sólo necesitan una sola curación.
En lugar de una cinta también se puede realizar con una corbata u otro objeto similar.
2- “Tirar el cuerito”. Se acuesta al paciente boca abajo y el curandero le tira la piel que recubre la columna vertebral, utilizando sus dedos (según los médicos, especialmente los acupunturistas al tirar la piel (“tirar el cuerito” se dice popularmente) se logran activar nervios que facilitan la motilidad gastrointestinal.
3- Curar “a palabra”. Se le entrega al curandero el nombre del enfermo y él, con ese único dato, hace desaparecer el empacho. Los dos primeros procedimientos se realizan mientras el curandero reza una oración en voz baja.
Aunque para la cura del «empacho» se suele requerir de «curanderos», es muy frecuente en áreas rurales y semirurales donde predominan las costumbres tradicionales que la cura del “empacho” solo se requiera la participación de mujeres (muchas de ellas amas de casa) que conocen tal práctica y que a la medianoche de año nuevo han sido instruidas en esta praxis antes y luego de rezar un Padre Nuestro.
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