Harán tres cuartos de siglos que lo que hoy es la parte céntrica de la ciudad de San Juan de Vera de las siete Corrientes, eran suburbios, la población se extendía sólo sobre la ribera del Río Paraná (costanera) hasta Avenida 3 de abril y calle Mendoza. Por entonces estaba aún fresco el glorioso recuerdo del 25 de mayo de 1810… Un caballero apuesto, vigoroso, de condiciones valientes, de apellido Ponccio, que venía de Misiones, entreverado con las tribus, había dado libertad a más de trescientas familias, con haciendas y tierras, se asentó al este de la población de Corrientes, renegando de aquella gente que habitaba el norte argentino. Ponccio, hombre inteligente y audaz, pronto se relacionó con los más destacados de Corrientes Colonial: los militares. Como había llevado muchos años en Misiones, entre jesuitas e indios, había adquirido una astucia especial, y un valor estoico. Cuando llegó el año 1811, Ponccio lucía ginetas propias, con el grado de Sargento Pero nunca falta un roto para un descosido, Ponccio tenía pasión por el juego. ¡ Era muy jugador!! A mediados del año 1812, regresaron de campaña con Belgrano los Capitanes y contaron las hazañas del Sargento Ponccio, su valor y maestría en las contiendas El Gobernador de entonces, pretendió celebrar con grandes actos el 2º aniversario de la Patria. Convocó a las tropas a hacerse presentes para asistir al solemne Tedeum que se realizó en la Iglesia Matriz de la Cruz de los Milagros; se leyó la orden del Superior Gobierno por el cual se lo ascendió a Alférez de los ejércitos de la Patria al Sargento Ponccio. El Sargento Ponccio celebró su ascenso pasando la noche jugando en el billar de Don Angello ( hoy zona del Barrio La Rosada ). Habia ganado mucho dinero y bebido en exceso caña, pero perdió el juego y enfureció. Don Angello encaró a Ponccio por la rotura del paño del billar. Ponccio, metió manos al bolsillo y le tiró monedas de oro y plata no sin antes arrancar de un solo tirón todo el paño de la mesa, que se lo colocó a modo de poncho, sobre los hombros, con el que se ausentó, luego de haber dado muerte a Dn.Angello de un certero puntazo en el pecho. Ponccio era símil a un pájaro, tenía su nido en un bosque de una pequeña isla entre el arroyo Manantiales, que desembocaba en el de las Baterías (calle San Lorenzo), y luego al Rio Paraná (el Parque Mitre); tenia una compañera y tres niños. Guarecido en su enramada del arroyo, esperó a que se calmen las voces callejeras, que lo buscaban por la muerte de Dn. Angello. Mucho tiempo estuvo oculto en el lugar impenetrable aún para la milicia, perdiendo absolutamente todo su dinero y rango social. Hizo hacer con su compañera, un agujero en el medio del paño, que se lo ensartaba como poncho Más de una vez se deslizó sigiloso sin ser reconocido, por lo cual la gente comenzó a llamarlo el loco del Poncho Verde. Versiones comenzaron a correr; atando cabos por conversaciones de los pobladores, se intentó investigar a este ser misterioso envuelto en un poncho que se metía en el Arroyo luego de conseguir algo para comer. La Guardia Urbana encomendó al Sargento Piris, disfrazado de paisano, a seguir sus pasos, junto a tres hombres. Piris organizó un gran fandango en una casa en los suburbios de la ciudad (hoy Santa Fe y 9 de Julio), al rato divisó un bulto que a tientas y en la oscuridad que venía atraído por el barullo. Piris lo reconoció, es Ponccio, éste no ofrece resistencia, Vislumbra una emboscada, como buen valiente enfrentó a su rival en gran pelea, esgrimiendo ambos grandes hojas de acero. Ponccio atravesó a Piris con trece puñaladas cayendo muerto a sus pies en un gran charco de sangre, pero Ponccio recibió una sola y certera, resistió un poco mas, apoyado en un añoso tronco de espinillo con el coraje que lo caracterizó, quiso incorporase, pero fue inútil cayó para siempre con el último suspiro de la muerte. Martha, su fiel compañera, y sus tres hijos, clavaron una tosca cruz de madera en el lugar ( próximo a las calles 9 de Julio y Av, España ), la que visitaba todos los días lunes encendiendo velas de cebo. Cuentan… que una imagen tambaleante cubierta de un gran poncho verde hasta el suelo aparecía de vez en cuando por el Arroyo, o el lugar de su muerte, quienes lo vieron se persignaban prontamente aludiendo, -es el alma de Poncho Verde.- PD. El Arroyo Manantiales fue entubado, en 1957-58; este hermoso lugar desapareció a la mirada de los correntinos para siempre,...sobre él se levanta la Av. Gobernador Juan Pujol (las verdaderas ciudades hubieran construido la avenida a cada lado de su margen...), pero todos, todos... lo conocemos como EL ARROYO PONCHO VERDE)
Myrtha Milella de Quijano
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