La leyenda de la extraña dama de Laguna Brava en la provincia de Corrientes tiene un fondo histórico.
Leyenda: El Milagro de Laguna Brava y la devoción correntina hacia la Virgen de la Merced
La historia tiene sus comienzos cuando, siendo gobernador de la provincia Pedro Ferré, uno de los mejores Ejércitos correntinos sufrirá una estrepitosa derrota en la batalla de Arroyo Grande (provincia de Entre Ríos), el 6 de Diciembre de 1842.
Sucedió hace ciento cincuenta años, un 6 de Mayo del año 1843, en el paraje de Laguna Brava, junto al Riachuelo y cerca, muy cerca, de la Ciudad de Corrientes(1).
El revés obligó a gobernantes y militares tomar el camino del destierro. Corrientes quedó en manos de los rosistas que ungieron como gobernador propietario a Pedro Dionisio Cabral.
Los jefes y oficiales entrerrianos -prisioneros en la victoria de Caá Guazú- fueron liberados y devueltos al general Justo José de Urquiza junto con las banderas y trofeos que los correntinos arrebataron al general Pascual Echagüe en tan memorable batalla.
Joaquín Madariaga, junto a su hermano Juan y un grupo de oficiales y soldados comprovincianos que participaron en Arroyo Grande, pasaron al territorio de Río Grande (Brasil), acompañando a los restos del Ejército insurrecto riograndense que -junto a uruguayos y correntinos- habían enfrentado a los ejércitos de Juan Manuel de Rosas ese fatídico 6 de Diciembre de 1842.
- El paso de los 108
“Por fortuna para los patriotas correntinos -escribía Luis Cora- al llegar al Estado de Río Grande se encontraron que este Estado, abrazando el credo republicano, estaba en guerra separatista del Imperio dominante en este territorio, y eso los favoreció grandemente, ya que los riograndenses, al coincidir en ideales con ellos y ser soldados de una misma causa, los asilaron complacientes y les dispensaron toda clase de consideraciones, llegando hasta permitirles que libremente se organizaran en sus conspiraciones patrióticas”.
Los correntinos emigrados, concentrados en San Borja y Alegrete, sumaban más de 200 hombres que, finalmente, se reunieron en Ñanduy y eligieron al teniente coronel Joaquín Madariaga -el más activo y entusiasta de los oficiales allí reunidos- jefe del cuerpo patricio al que denominaron “Legión Libertadora” y se juramentaron “liberar a Corrientes o perecer en la demanda”.
Finalmente, 271 correntinos desde el pueblo de Uruguayana se encaminan al río Uruguay y en la barra del arroyo Tapiti Okay, en la noche del 30 de Marzo de 1843, intentarán vadear el río, pero una formidable tormenta no sólo retrasaría la acción sino que terminaría ahogando casi toda la caballada.
Solamente 40 juramentados -con Joaquín Madariaga a la cabeza- lograron cruzar esa noche y se escondieron en los montes cercanos en espera de un mejoramiento del tiempo y el cruce del resto de los legionarios.
Finalmente, en la noche del 31 de Marzo de 1843, se encontraron en el Paso del Yatay del entonces Rincón de San Jorge y hoy Ciudad de Paso de los Libres, los 108 que juraron la cruzada. Monumento a Madariaga y los 108 libres. Paso de los Libres, Corrientes.
Curuzú Cuatiá y Mercedes, que seguían al entonces capitán Nicanor Cáceres, fueron quienes primeros se plegaron al movimiento. Para el 13 de Abril de 1843 solamente la capital de la provincia respondía al gobernador Pedro Dionisio Cabral, siendo ocupada finalmente sin esfuerzos por el teniente coronel José A. Virasoro.
Asumió en esa oportunidad como gobernador provisorio Baltazar Acosta hasta que, finalmente, el Jefe de la “Legión Libertadora”, Joaquín Madariaga toma las riendas de la provincia.
Para entonces, el general Urquiza designó al coronel José Miguel Galán, jefe de las fuerzas entrerrianas comisionadas a recuperar la provincia de Corrientes.
- La Dama misteriosa
Los coroneles Galán y Ramírez, con un Ejército de dos mil entrerrianos, se acercaron a las puertas de Corrientes en actitud de ataque. La columna correntina -al mando de Joaquín Madariaga- entró a la capital para incorporar hombres y armas, mientras los rosistas acamparon en las costas de la Laguna Brava, muy cerca de la ciudad.
Una gran actividad se desplegaba en el campamento de los correntinos ese día del 6 de Mayo de 1843. Madariaga tenía como segundo al coronel Bernardino López quien, a su vez, lo tenía al comandante Simeón Martínez, y se encontraban dando las últimas instrucciones a sus hombres en un sitio conocido como Quinta de los Navarro, en el Departamento Lomas, cuando una avanzada lleva ante la presencia del jefe correntino a una mujer que pedía hablar con él.
Según el historiador Hernán Félix Gómez se trataba de una “joven mujer con un chal celeste” pero, para Manuel Vicente Figuerero se trataba de “una mujer entrada en años y de aspecto distinguido, que vestía de blanco y cabalgaba en un flaquísimo rocinante” (Figuerero transcribe un relato del teniente coronel Simeón Martínez, testigo presencial del hecho).
Una vez frente a Madariaga ésta le expresó:
“He venido expresamente a buscarlo para transmitirle la noticia exacta del enemigo. Hará una hora que acampó cerca de Laguna Brava, completamente descuidado, sin guardias avanzadas distantes. “Los Cuerpos han desensillado sus caballos y se preparan para carnear. Si usted se apresura y los ataca por el lado de los montes que dan a la derecha, los derrotará fácilmente”.
Los correntinos, conocedores de la zona, interrogaron sobre varios datos a la extraña mensajera y todos coincidían con el conocimiento que tenían sobre los mismos. Madariaga, sin vacilar ordenó el ataque de inmediato: “el triunfo es nuestro”, dijo, y dirigiéndose a la mujer le dijo:
“Ve a la capital y búscame cuando regrese a ella vencedor para recompensarte -en nombre de la patria- por el servicio que le prestas”.
El general Madariaga, protegido por los bosques de naranjos, se acerca al enemigo, lo sorprende y lo derrota por completo. Comenta el historiador Manuel Florencio Mantilla:
“En la tarde del 6 de Mayo fue sorprendido y destruido el ejército de Galán. No esperaba el ataque; y era tal la confianza en su poder, que descansaba sin ninguna preocupación. La osadía de Madariaga dio el triunfo increíble”.
Los entrerrianos no intentaron resistir; huyeron aterrados en todas direcciones, cargados en desorden, como era la fuga, y echados al Riachuelo -extraordinariamente crecido- donde se perdieron muchos hombres.
Los que lograron cruzar fueron alcanzados en el Paso Oscuro, del río Corriente, por la caballería de Juan Madariaga -que cubría la línea del Batel- que los vence y los dispersa.
Luego de tan brillante victoria, los correntinos entraron en desfile triunfal a la capital. El Jefe militar y gobernador de la provincia no se olvidó de los servicios de la extraña mujer y pidió por ella, pero nadie nunca más la volvió a ver.
- La leyenda y la historia
Cuenta la tradición que toda la ciudad comentaba sobre la misteriosa dama y se tejían conjeturas sobre su identidad y no en pocas bocas se escuchaba la palabra “milagro”.
El general Madariaga ordenó oficiar un Tedeum -en agradecimiento por el triunfo- en el templo de Nuestra Señora de La Merced y cuentan que cuando se dirigió al altar de la Virgen para ofrendarle su sable, encontró que la pesada puerta de mármol de la cripta estaba entreabierta y que los ruedos de la falda de la Virgen estaban salpicados de rocío, pasto seco y arena. Ya ningún correntino de ese año de 1843 dudaba de que verdaderamente se trataba de un “milagro”.
Distintos historiadores se refirieron al hecho: Manuel V. Figuerero, Hernán F. Gómez, R. Villegas, (Mantilla niega los milagros en la historia) y el Padre Esteban Bajac. Uno lo llama “La Viejita de Lomas”; otro, “La Mensajera Misteriosa” o “La Dama de Laguna Brava”.
En un aspecto se ponen de acuerdo: la mujer existió pero, ¿quién era realmente? Si nadie más la volvió a ver, ¿fue realmente un milagro?.
Existe quienes compararon la situación con aquélla de “la loca de la guardia”, esa mujer que guió al Ejército Libertador del general José de San Martín a través de los desfiladeros y los casi infranqueables pasos de la Cordillera de los Andes y que la tradición popular la identificara con la Virgen del Carmen -proclamada Patrona y Protectora de los Ejércitos por Manuel Belgrano y San Martín-.
(1) Citado por Eduardo Rial Seijo. “A 150 años del Milagro de Laguna Brava”, publicado en la revista “Corrientes (Presente, Historia y Tradición)”, Nro. 2, Julio de 1993. Amerindia Ediciones Correntinas.
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