Cuenta una leyenda que en los inicios de los tiempos una diosa, a a la que veneraban varios pueblos antiguos, tuvo curiosidad por conocer la Tierra y bajó desde el cielo cubierta solamente con un chal, que según los reflejos del sol se veía en diferentes tonalidades y se puso a recorrer el monte, paseaba ,entre algarrobos y vinales, entre quebrachos altísimos y palmeras ondulantes, observando que por esos lugares, entre el verde reinante, no existía el hermoso colorido de las flores. Al anochecer, con las primeras estrellas la diosa regresó al cielo ,pero en una de las ramas de un frondoso timbó dejó su chal, que una suave ráfaga de viento arrojó al suelo . Al amanecer ,con las nacientes luces del día, el chal se había convertido en la más bella flor que pudiera imaginarse, era una orquídea, tan delicada como la diosa que la creara, pero unos hombres que estaban de cacería, indiferentes a la belleza de aquella flor ,la pisotearon y la planta murió en aquel instante. Pero la diosa, que observaba la escena ,hizo que los restos de la marchita flor se convirtieran en fértiles semillas, que el viento con sus manos viajeras sembró en diferentes lugares, para que desde ese momento todos los seres humanos pudieran admirar a las orquídeas ,dejando como enseñanza que a veces destruimos algo hermoso, porque simplemente no sabemos verlo, o no sabemos apreciarlo.
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