El arroyo llamado Poncho Verde tomó su nombre de un hombre que vivió en el sitio nordeste de la ciudad de Corrientes, por donde pasa el arroyo, y que usaba un curioso poncho verde. Era la época en que esos terrenos estaban cubiertos de montes. De eso hace muchos años. En la actualidad forman un barrio de la ciudad.
Dicen que fue un joven muy jugador, que una noche rompió el tapete verde de la mesa de billar, que entró en pelea con el dueño, y terminó arrancando toda la tela, y lo dejó herido a este hombre que murió al día siguiente. El matador huyó y se refugió en el lugar por donde pasaba el arroyo. Se hizo hacer un poncho con el género del tapete. Sólo de noche salía por las afueras de la ciudad. Muy pronto le empezaron a llamar Poncho Verde y también llamaban así al lugar y al arroyo que por ahí pasaba. La policía lo empezó a buscar y lo encontraron. Un oficial lo encontró mientras pasaba un vado del arroyo y en duelo cuerpo a cuerpo se hirieron de muerte. En el lugar donde cayó Poncho Verde la mujer y sus tres hijos pusieron una cruz que se ha conservado hasta nuestros días y la gente del pueblo le rinde devoción. Para la muerte de este hombre ya el arroyo era llamado Poncho Verde. Cuando venían las tropas de carretas de San Luis del Palmar, de Santa Ana y de San Cosme se decía que acampaban al lado del arroyo de Poncho Verde en las cercanías de la capital, y de allí le quedó el nombre.
Rosa Arzuaga de Sánchez, 40 años. Ciudad de Corrientes, 1952.
La narradora es maestra de escuela.
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