Hace doscientos dos años, comenzaba el fin de la Gran Epopeya Sanmartiniana. El 20 de agosto de 1820, día de San Bernardo y del cumpleaños del Director Supremo de Chile, General Bernardo O'Higgins Riquelme, zarpó a la mar una poderosa fuerza naval de 21 navíos con 6.030 almas a bordo, rumbo al Perú. A las 2 de la tarde, la "O'Higgins", enarbolando la insignia del vicealmirante Cochrane y seguida de la "Lautaro" y la "Galvarino", rompió la marcha. La retaguardia la cerraba el navío "San Martín", que llevaba a bordo al generalísimo de la expedición, el general José de San Martín. Es necesario decir que la Expedición fue organizada y financiada por el Gobierno de Chile, y como tal, navegaba bajo bandera chilena. Buenos Aires, y los rivadavianos, ya habían dado la espalda a la Campaña Libertadora. San Martín, desde la proa de la nave capitana oía vivar su nombre junto con el de la Patria y de la Libertad, emocionado de ver cómo empezaba a realizarse su último sueño libertario. Mientras su navío se alejaba de la costa, claramente se veían las últimas estribaciones de los Andes, a los cuales Él había vencido. Por delante el mar, el próximo obstáculo a vencer, y más allá, el Perú que lo esperaba ansioso, para que con su Sable Corvo, cortara las cadenas del yugo colonial. Pocos días antes de la partida al Perú, quizás a modo de despedida, quizás pensando que la suerte podía serle esquiva en su nueva campaña, dijo en una Proclama:
"...¡Provincias del Río de la Plata! ¡El día más célebre de vuestra revolución está próximo a amanecer!. Voy a dar la última respuesta a mis calumniadores; yo no puedo menos que comprometer mi existencia y mi honor por la causa de mi país; y sea cual fuere mi suerte en la campaña del Perú, probaré que desde que volví a mi patria, su independencia ha sido el único pensamiento que me ha ocupado y que no he tenido más ambición que la de merecer el odio de los ingratos y el aprecio de los hombres virtuosos"
General José de San Martín.
De la página: Granaderos Bicentenario.
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