Fue, en su primitiva forma, la hermosa kuñataĩ o doncella que fascinó al famoso gaucho Karãu, hasta el punto de hacerle olvidar los urgentes remedios que salió a buscar para su madre enferma.
Dulcemente retenido en sus brazos en el vaivén del baile, el apasionado gaucho Karãu se perdió para siempre en los esteros de su destino.
En castigo de su mal comportamiento filial, Dios lo condenó a vivir en ellos con la misma mujer que lo había encantado. Por eso canta la copla tradicional bilingüe que traduzco:
El karãu y la pollona son dos bichitos del agua; cuando el karãu se lamenta la pollona lo consuela.
Más pequeña que el karãu, que viste de luto riguroso, la pollona es de un plumaje castaño oscuro. El paisano supersticioso respeta la vida de la pareja y prohibe que se la mate.
Informante: Solano Jones, 61 años, hacendado. Costa del Iberá, Carlos Pellegrini, Departamento San Martín.
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