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Foto del escritorBuen Dia Corrientes

LA LEYENDA DEL ESPINILLO


Los saberes ancestrales guaraníes cuentan que Eireté era una joven indígena casada con el guerrero Cuimbá, con quien tenía un pequeño hijo. Pero en una guerra tribal, el esposo falleció y la mujer debió hacerse cargo de la crianza de su niño en soledad.

Un día mientras paseaban por el monte junto a su pequeño hijo, se alejaron de su tribu, y al sentir el acecho de un yaguareté, Eireté alzó en brazos al niño y comenzó a correr. Ante la desesperación de la joven, el dios supremo Tupá, decidió ayudarla y la orientó hacia la espesura del monte a través de los arbustos de espinillos, que se fueron haciendo cada vez más frondosos e impidieron el acceso del animal.

Las espinas y las ramas del espinillo evitaron que el yaguareté lastime a Eireté y su hijo, quienes se quedaron dormidos entre los arbustos hasta que el animal se retiró. Ante el paso de las horas y la llegada del frío, Tupá ordenó al sol que con sus rayos brinde calor a la joven indígena y su niño, quienes pudieron descansar al resguardo y el cobijo de las plantas.

Cuando despertaron, Eireté y su hijo pudieron volver sanos y salvos con su tribu y desde ese entonces, las flores del espinillo concentran el dulce perfume de la joven indígena y presentan su característico color dorado brindado por el calor del sol.


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