Entre los múltiples mitos y leyendas existentes en Brasil, podemos encontrar muchos que hacen referencia al origen de alimentos propios de dichas tierras. Una de ellas es la que nos habla del Guaraná.
Dice la leyenda que una pareja de indígenas de la tribu Maués llevaban años conviviendo y deseando tener hijos, no habiendo conseguido engendrar. En una ocasión le pidieron al dios Tupá que les concediera dicha gracia, algo a lo que el dios respondió dándoles un hijo sano y bueno que conforme pasaba el tiempo iba creciendo.
Pero el dios de la oscuridad Jurupari empezó a envidiar al niño y su fuerza, paz y felicidad, tomando la decisión de acabar con él: en un momento que el pequeño fue a recolectar fruta el dios se tornó serpiente y le mordió, matándolo con su veneno. Los padres quedaron desolados, pero el dios Tupá mandó una tormenta que la madre entendió como una indicación de que debía plantar los ojos de este: de ellos nacería una planta capaz de dar fuerza y vigor. Haciéndolo, los afligidos padres descubrieron que de los ojos de su hijo nacería el guaraná, cuyas semillas de hecho recuerdan al de los ojos humanos.
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