“Es común a todos los pueblos la creencia de que muchas de sus aves, las más hermosas por lo general, fueron antes de ser aves, seres humanos. Tal ocurre con el cacuy de las selvas y con el hornero – ógaraitig ( en guaraní) – de los ríos”.
El hornero es un ave bien original, por cierto. Con habilidad suma, de barro y paja, se construye el nido, que tiene, precisamente, la forma de un horno campesino. De ahí su nombre en guaraní, ógaraitig: de óga (casa), y de raitig (nido).
Por su original vivienda y su melodioso, bellísimo canto, tenía esta ave que acuciar la fantasía popular, la que le creó su leyenda. . .
Dice la leyenda que el hornero era un bravo y hermoso doncel cazador, el que vivía en un apartado lugar, solo con su padre. Amaba el joven a una muchacha que viera en sus excursiones; pero llegado a la edad viril, tuvo que someterse a la triple prueba que era de obligación en su tribu. El triunfador obtendría a la propia hija del cacique como premio.
Para ello debía vencer en dos carreras, una a pie y la otra a nado, y luego someterse a la prueba del ayuno, que consistía en estarse inmóvil, encerrado entre cueros, y sin tomar más que líquido durante nueve días.
Y cuenta la tradición que el doncel bravo y hermoso triunfó en todas las pruebas; más cuando fueron a sacarlo del cuero donde permaneciera nueve días, inmóvil, bebiendo solo zumo de maíz, el cacique y los ancianos de la tribu, que oficiaban de jueces, vieron que se achicaba el doncel, hasta convertirse en un pequeño ógaraitig de plumas encarnadas. Y desde el cuero voló hasta la cima de un lapacho; desde donde lanzó su primer melodioso y alegre canto. El cazador renunciaba así a la hija del cacique.
La tradición añade que la muchacha cantora, convirtiese en ave también y voló a hacer compañía al que, por su amor desdeñaba los honores y el mando.-
¿Y la suerte?
En una página de Facebook rescataron que según la sabiduría popular, la conducta del hornero acarrea un bagaje de buenos augurios.
Por ejemplo, que si en la casa anida un hornero se considera de buena suerte ya que hacen sus nidos con barro y le dan la forma de un horno de pan y esto es considerado de “suerte” ya que significa que en esa casa nunca le faltará el pan.
También es bueno que anide cerca de los caseríos porque señala un año de óptimas cosechas.
Cuando el hornero canta sobre el techo anuncia tiempos de bonanza para los que viven en la casa.
Si el hornero canta con energía durante un temporal significa que la lluvia pronto va a parar.
Además, si hace su nido en el techo de una vivienda significa que la felicidad acunará a sus habitantes, pues, como dice el refrán: “En casa con nido de hornero no caen rayos“.
El hornero mantiene su pareja toda la vida, cantan a dúo y juntos construyen su nido.
Pero cuidado!
Dicen los más viejos que romper o sacar el nido de un hornero atrae la mala suerte, al menos hasta que otro hornero decida construir nuevamente una casita de barro en ese lugar.
Según una antigua creencia el hornero no trabaja los domingos y al parecer está comprobado.
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