El lapacho y una leyenda
Cuenta la leyenda que el Dios de los guaraníes, cuando estaba dispuesta la separación de los hermanos Tupí y Guaraní, un día antes de la partida de Guaraní, les dijo: "Los dos son y serán siempre conquistadores de tierras, el símbolo de sus conquistas será que ustedes, al asentarse en una comunidad, marcaran con grandes árboles de distintos colores cuyo nombre será Tajy, 'las tierras conquistadas'". Y así Tupã Tenondete les entregó la semilla de estos fornidos árboles que había traído del "Yvaga", prometiendo que, si cultivaban las semillas, crecerían los árboles más grandes y ellos utilizarían la madera para todos utensilios que necesitaran: canoas, cubiertos, armas, flechas, casas. Desde que comenzó la conquista de los guaraníes, se puede disfrutar por todos los caminos los lapachos de diversos colores: blancos, amarillos y rosados. Desde ese tiempo, los guaraníes afirman que el lapacho siempre trae la fortaleza de Tupã a todo el pueblo, pues, al mirarlo y tocarlo, el árbol les transmite una fuerza incomparable, marcando claramente el territorio que pertenece a esta tribu. Por esto los guaraníes lo llaman "El árbol de Yvaga", el árbol de Tupã Tenondete.
Por ser tan humilde y valeroso, tendrás diferentes colores y texturas y tu linaje será enorme.
Otra versión de la leyenda dice que el Dios hizo uno de los más bellos árboles que, en algunas regiones, da color incluso al invierno:
El lapacho blanco.
El lapacho amarillo.
El lapacho del pantano.
El lapacho de hoja lisa.
El lapacho amarillo niebla.
El lapacho rosado.
El lapacho púrpura.
El lapacho morado.
Vaya, con esta nota, el deseo de que cada uno pueda ser como el lapacho. Que, a pesar de las adversidades, sepamos florecer aún en los inviernos de la vida.
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