Versión Guaraní
Sucedió hace muchos años, que un muchachito llamado Martín motivado por sus éxitos como pescador, se atrevió a desafiar la voluntad de su madre: se dirigió sin permiso al río, a pocos metros de un gran remanso.
Su madre, al darse cuenta de la ausencia del hijo, se dirigió a la costa. Al llegar, su alma se estremeció horrorosamente al ver a su hijo agarrado de un tronco que giraba en el sentido de un gran remolino. Sin dudarlo se tiró al agua, al tiempo que su hijo clamaba para que no lo hiciera.
Su amor de madre pudo más que la fuerza del río y terminó engullida por el remolino. Martín, mirando como desaparecía su madre, vio como el dios Tupá lo miraba desde abajo del agua, condenándolo a vagar y seguir el curso de los ríos, en los que podrá pescar por siempre aunque lamentando a su madre con el graznido del ave que conocemos como Martín Pescador.
Version Tehuelche
Amakáik la bella hija de Guluen el jefe de la tribu estaba por casarse con el joven Ieskat, el más fuerte y afamado guerrero de la tribu, gran cazador y pescador, la fecha de la boda estaba fijada para dos días después de la luna llena.
Llegado el gran día todos los jóvenes guerreros de la tribu salieron al amanecer a cazar y pescar para agasajar a la pareja con las mejores presas que pudieran obtener, también Ieskat salió a pescar, como era tradición debía ofrendar a la novia con su mejor pez como señal de amor y protección para toda la vida.
Amakáik junto a sus doncellas fueron hasta el río para bañarse y prepararse para la boda pero entonces ocurrió lo impensado, pese a que la joven futura consorte era una experta nadadora, se arrojó a las aguas del caudaloso río y no volvió a ser vista. La desesperación y gritos de sus amigas alertaron a Ieskat que ya estaba de vuelta con el fruto de su gran pesca.
Llegó hasta el borde del río agitado y gritando enloquecido de dolor y pena, se arrojó al río y se sumergió tantas veces en busca de su amada que los demás miembros de la tribu temieron que también el sucumbiera a las bravas aguas, pero no fue así, agotado y al borde de sus fuerzas salió del agua, blasfemando contra Kooch el Dios creador del Universo y también contra E-lal creador de los hombres. Tal era su enojo y su furia que tomó una gran piedra y la arrojó hacia el cielo, tratando de lastimar a los dioses, tal como ellos lo habían lastimado. En ese momento surgió de entre las nubes un enorme relámpago, seguido por un ensordecedor trueno, el pecho de Ieskat recibió de lleno el impacto y ante los ojos azorados de la tribu se convirtió en un pájaro que ellos nunca habían visto.
Desde ese momento el Martín Pescador (así llamaron a la nueva ave) se posa en la ramas, vigila el agua y hace vuelos rasantes, cada tanto atrapando un pez para comer. Todos dicen que busca incansablemente a su amada Amakáik y lo seguirá haciendo por los siglos de los siglos, o hasta que los dioses perdonen su osadía y lo dejen yacer en el cielo junto al espíritu de su amada.
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