El árbol de pindó es una palmera que crece en la región mesopotámica. Su madera es especial para fabricar bastones además de otros usos.
Si se obtiene harina de la médula, se puede utilizar como alimento.
Las hojas son un buen alimento para vacunos y equinos.
Cuenta una antigua leyenda guaraní que Ibiyaú, la prometida del cacique Pindó, indefectiblemente moría.
Pindó a su vez, estaba enamorado de la hija de un cacique enemigo, pero su padre no consentía esa relación.
Pindó era alto en extremo, enjuto y su cabello siempre lucía arremolinado.
Su figura contrastaba con la de sus congéneres, mas bien bajos, morrudos y frentones.
Para vengarse Pindó asesinó a uno de los suyos y culpó al enemigo con el pedido de: ¡Hyefu!, ¡Hyefu!, para luego atacar y matar al cacique y sus hombres y raptar a Aguayafú, haciéndola su mujer.
Ibiyaú se sentía desdeñada de tal manera que tramó la venganza, uniéndose al payé enemigo y conjuró una represalia.
Ambos tramaron con Añá el castigo.
Este abominable ser le aconsejó ir a saludar a Aguayafú con un beso en la mejilla el día de la unión, en esa fecha, mientras ambos festejaban, como habían convenido, Ibiyaú se acercó a Aguayafú en ademán de saludarlo, al apoyar los labios sobre la mejilla comenzó a transmutarse en un ave de gruesas garras, y afilado pico, dio un volido y se posó en tierra, dejándole a su oponente horribles cicatrices en la mejilla.
Aguayafú la persiguió para vengarse y a medida que se acercaba se fue transformando en una víbora.
Luego ambas se internaron en la selva.
La víbora devora la anidada del pájaro que fue condenado hacer su nido en tierra y Pindó fue encontrado muerto.
Pindó: palmera
Hyefu: venganza
Añá: ser maléfico.
Susana C. Otero Adaptación.
コメント