Cuentan que hace mucho muchísimo tiempo, antes de la llegada de los extranjeros a América, entre tantas cosas el Dios Guarani creó aquella hermosa planta conocida con el nombre de YERBA MATE y en compañía de sus ayudantes Él enseñó a los Guarani el uso y las propiedades de esa planta.
Dicen que Dios decidió mostrar a los Guarani como debían refrescarse y entonces los condujo hasta donde había una naciente de la cual manaba agua muy fresca y cristalina. Allí le dijo a uno de ellos “Llena ese porongo redondo que tienes” y después llamó a otro y le pidió el mate que tenía en la mano y dijo a todos: “En este mate cargaré hojas molidas de yerba mate” y luego cortó una tacuarilla delgada y continuó: “A través de esta tacuarilla (bombilla) voy a sorber yo y luego ustedes”, y así lo hicieron. Todos manifestaron su alegría al sentir que el agua que así sorbieron les calmó la sed y los refrescó.
Dios continuó hablando y dijo a los Guarani: “Este gran regalo que les hago para refrescarse se llama TERERE, ya que se nombre viene del sonido que se produce en la boca al sorber el agua a través de la bombilla”, y agregó más “Tomarán el TERERE cuando se reunan entre ustedes, en sus viviendas o cuando caminen o viajen en los días calurosos. El TERERE les hará compañía, les dará paz, les alegrará y hará nacer el amor entre ustedes”.
Desde entonces los Guarani y nosotros sus descendientes, tomamos todos los día esa hermosa bebida llamada TERERE. Sin embargo, fue durante la Guerra del Chaco, que los combatientes paraguayos consumieron y valoraron más el TERERE debido a la escasez de agua en ese gran territorio y solamente el TERERE les alcanzó a todos y los refrescó.
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