El girasol es una de las flores típicas del verano y su nombre viene dado porque su flor gira buscando siempre al sol.
Cuenta la leyenda que una joven ninfa del agua Clytie hija del dios Océano y de la diosa del mar Tetis (Titanide) se enamoró locamente del dios de la luz y el sol Apolo. Tal era su amor que todos los días seguía su recorrido desde que salía de su palacio por la mañana hasta que llegaba al atardecer por el oeste.
Día tras día Clytie siguió los pasos de su amado con los ojos llenos de amor, hasta tal punto que comenzó a olvidarse de comer y de beber… A pesar de esta adoración nunca gano los favores de Apolo y los días fueron pasando. Poco a poco Clytie comenzó a echar raíces hasta acabar convertida en una bella flor, un girasol. Una flor que, aún hoy, no olvida el objeto de su amor y su diadema dorada continúa siguiendo al sol.
Una leyenda preciosa que remarca el significado de lealtad y fidelidad de esta flor ya que el amor de Clytie hacia Apolo no se acabará nunca, al menos no mientras que haya girasoles sobre la tierra.
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