El hornero es un ave, que construye, de barro y paja, su nido, tiene, precisamente, la forma de un horno campesino. De ahí su nombre en guaraní, ógaraitig: de óga (casa), y de raitig (nido). Por su original vivienda y su melodioso, bellísimo canto, tenía esta ave que acuciar la fantasía popular, la que le creó su historia. . . Dice la leyenda que el hornero era un bravo y hermoso doncel cazador, el que vivía en un apartado lugar, solo con su padre. Amaba el joven a una muchacha que viera en sus excursiones; pero llegado a la edad viril, tuvo que someterse a la triple prueba que era de obligación en su tribu. El triunfador obtendría a la propia hija del cacique como premio. Para ello debía vencer en dos carreras, una a pie y la otra a nado, y luego someterse a la prueba del ayuno, que consistía en estarse inmóvil, encerrado entre cueros, y sin tomar más que líquido durante nueve días. Y cuenta la tradición que el doncel bravo y hermoso triunfó en todas las pruebas; más cuando fueron a sacarlo del cuero donde permaneciera nueve días, inmóvil, bebiendo solo zumo de maíz, el cacique y los ancianos de la tribu, que oficiaban de jueces, vieron que se achicaba el doncel, hasta convertirse en un pequeño ógaraitig de plumas encarnadas. Y desde el cuero voló hasta la cima de un lapacho; desde donde lanzó su primer melodioso y alegre canto. El cazador renunciaba así a la hija del cacique. La muchacha cantora, se convirtió en ave también y voló a hacer compañía al que, por su amor desdeñaba los honores y el mando.-
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