El relato se centra en una mujer guaraní que dedicaba su vida a los demás. Esto le supuso una recompensa.
Una vez existió una costurera muy destacada en su tribu. Si bien una de sus características era la dulzura, pronto demostraría muchas otras cualidades. Una de esas cualidades fue la determinación. Siempre que se proponía ayudar a los demás o colaborar con la defensa de la tribu, ella estaba ahí. Otra característica de la mujer fue su carisma y su poder de convencer a los demás. Por eso actuaba desde la diplomacia ante los conflictos con otras aldeas.
Cuenta la leyenda que estaba enamorada de las aves tanto como de la costura. Por esto dedicaba parte de sus ganancias en alimentarlas.
Desde su juventud el Dios Tupá siguió de cerca sus buenas intenciones, por lo que tuvo una charla directamente con ella. Hacia el final de su vida, Tupá le pregunto: cual es tu deseo, buena mujer?, ella respondió: "ser un ave para cuidar a mi tribu desde las alturas". La Divinidad cumplió su deseo: la convirtió en ave y le otorgó una larga cola en forma de tijera para recordar su pasión y para recompensar su vida.
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