Cuenta la leyenda… que hace muchos años, habitaba el río Iguazú, una gigante y malvada serpiente, su nombre era Boi. Era tan monstruosa y egoísta que exigía una ofrenda….los indígenas guaraníes debían una vez por año sacrificar una bella doncella y entregársela a Boi, arrojándola al río, para que el animal no le echará sus maldiciones. Para esta ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes, aún a las que vivían más alejadas. Fue así que un año llego al frente de su tribu, un joven cacique de nombre Tarobá; el cual al conocer a la bella doncella india, que ese año estaba consagrada al sacrificio… se enamoro profundamente. Su nombre era Naipí. El joven enamorado se reveló contra los ancianos de la tribu y en vano intentó convencerlos que no sacrificaran a Naipí. Para salvarla… desesperado, sólo pensó en raptarla y la noche anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río. Pero Boi, que todo lo podía ver se puso furiosa y su enojo fue tal que encorvando su lomo partió el curso del río, formando las cataratas, atrapando a Tarobá y a Naipí. A él lo transformo en árboles, que hoy podemos ver en la parte superior de las cataratas y a la cabellera de la bella Naipí en la caída de las mismas. Luego se sumergió en la Garganta del Diablo, y desde ahí vigila que los amantes no vuelvan a unirse … pero, sin embargo, en días de pleno sol, el arco iris supera el poder de Boi y vuelve a juntar a los enamorados……
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